Por :Balbueno Medina
Las redes sociales y la Inteligencia Artificial han llegado para ser el completo perfecto en el ejercicio de la comunicación, no para sustituir al profesional de esa disciplina.
Desde tiempos muy remotos hemos escuchado hablar de las crisis en el periodismo, iniciando desde el Papiro, siguiendo por la Imprenta, el surgimiento de la radio y luego de la televisión, y aun ha mantenido su vigencia.
A raíz de los grandes avances logrados por la radio, la televisión y las nuevas Tecnologías de la Información, también se pronosticó el fin de los periódicos impresos y todavía millones de personas siguen consumiendo esos medios de comunicación en diferentes partes del mundo.
Todavía en República Dominicana, que es el país que nos compete, encontramos personas cultas y letradas que dicen “no sentirse conformes hasta que en sus manos no sienten el sabor del papel al leer un periódico o un libro”, razón por la cual fundamento mis criterios sobre la permanencia del periodismo.
Lo que sí podría ocurrir, es que necesariamente las Escuelas de Comunicación Social, deberían de ajustar sus currículos a las exigencias del mercado para parir los profesionales del periodismo capaces de manejar a la perfección las herramientas que nos han deparado las Tecnologías de la Información.
Por más que Bill Gate y Elon Musk se empecinen en hacerle creer al mundo que la Inteligencia Artificial sustituirá decenas de carreras establecidas, no lograran que sus predicciones se materialicen debido a que el ser humano es original e inigualable en lo que hace ante sus semejantes.
Las maquinas que se están creando producto de la Inteligencia Artificial, podrán reproducir e imitar muchas de las cosas que han sido creadas por los humanos, pero jamás podrán transmitir las emociones y gestos que caracterizan al ser humano de manera particular en cada una de las especialidades que decida incursionar.
El profesional de la Comunicación, contrario a desaparecer, constituye en el mundo de hoy una garantía en el buen uso de las redes sociales y la Inteligencia Artificial, ya que se convierte en una fuente confiable de información en un mundo en el que los Fakenews abundan en las redes sociales y personas sin ningún tipo de formación académica distorsionan el uso del lenguaje escribiendo palabras con incontables faltas ortográficas confundiendo a los lectores de estas.
Es de ahí, que sin temor a equivocarme expreso mi más radical oposición a los vaticinios que han hecho tanto Bill Gate como Elon Musk, en el sentido de que muchos profesionales fundamentalmente de las Ciencias Sociales podrían desaparecer en un plazo de cinco años, ya que sin la fuerza creadora del ser humano ni siquiera la propia Inteligencia Artificial hubiera prosperado como hasta ahora han querido sus impulsores desde las empresas tecnológicas que ellos financian.
En definitiva, lo que se ha querido es infundir temor a la clase profesional pensante para que deje de producir los contenidos humanizantes que necesita consumir la sociedad, para que en base a la ausencia de insumos llenar el vacío existencial de informaciones carentes de lógica y de coherencia, capaces de crear un nuevo individuo divorciado de su realidad social y del entorno en que vive
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