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agosto 17, 2018
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Por
Angel Gonzalez Feliz
La fe, la perseverancia, el amor al prójimo y las ganas de ayudar a quienes
más lo necesitan son algunos de los valores que caracterizaron al pastor
Francisco Antonio Gutiérrez quien dedicó gran parte de su vida al trabajo
social en Barahona. Fue predicador internacional, además de psicólogo y
locutor.
Nació el 17 de diciembre de 1955 en Valverde Mao, pero su familia se mudó a
la provincia La Altagracia y fue allí en donde algunas personas dicen que
vieron en uno de los ojos de Francisco una imagen pequeña parecida a la de una
virgen, a partir de ese momento quienes lo conocían percibían en él una luz
divina.
Poco a poco el llamado de Dios se presentó en su vida y Joselo (así le
decían sus allegados) decidió seguirlo.
Comenzó a predicar la palabra en las esquinas de la ciudad y después de un
tiempo se dirigió ante un empresario de apellido Ochoa para solicitarle una
donación de bloques de construcción y gracias a esta iniciativa se logró
construir la primera iglesia de Dios Pentecostal Movimiento Internacional (M.I)
en una pequeña ciudad llamada Janico, cerca de Santiago de Los Caballeros,
donde comienza su vida pastoral.
En 1980 se trasladó a Barahona porque supo que esa era la voluntad de Dios.
Al
llegar a nuestro pueblo se enfrentó a diferentes problemas, pero no hubo nada
que perturbara el ánimo de Francisco. Atravesó una difícil situación económica,
al ver que no podía alimentar a su familia decidió viajar a Haití para comprar
y vender mercancía, lamentablemente, en Puerto Príncipe lo detuvieron porque pensaron
que era un espía internacional. Fue apresado y se dedicó en ese tiempo a
predicar la religión a los demás reos. Joselo
dijo en ese momento que saldría libre antes de que terminara el día con la
ayuda de Dios y así fue.
Al tiempo retomó su oficio como sastre y vislumbró un negocio que no
existía en Barahona. Su carácter firme y emprendedor lo
llevó a hacer de esa visión una realidad, así que pidió un préstamo para crear
el COPICENTRO SHADDAY.
Después la muerte de Joselo, sus hijos continuaron avivando ese legado
empresarial convirtiendo a SHADDAY en un conjunto de seis empresas que proveen
trabajo a diferentes personas.
Joselo influenció en la vida de muchos barahoneros, ayudándolos en cuanto
podía, incluso bautizó a Barahona con el nombre de “un oasis de bendición”. ¡Paz
a sus retos!
Si
quieres saber más ingresa a www.franciscoantoniogutierrez.com
#CHANGE018
#TodoPorBarahona
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